¡CUANDO
EL VERSO LLORA!
¡Deja
qué lleve el viento!
El
que en tu ventanal asoma,
a
toda pena y sentimiento
que
azota con su tormento,
cual
potro cerril, en doma.
Deja
que asomen auroras
y
que al alba te despierten
con
alegrías sonoras,
y
a tus penas invasoras:
dile
que son, falsas, mienten.
Da
libertad a tu sentir
y
al puñal que te devora,
para
que rompa de tu vivir
el
tormento hondo y sutil;
de
esa pena tan traidora.
¡Deja
que siga el torrente
qué
escapa en tu lagrimar,
y
a la lagrima presente
qué
resbala consecuente,!
¿No
ves, qué se quieren liberar?
Si
el rocío de tu llanto
se
hace vanidad henchida,
¡Cuidado!
Pronto la herida
se
convertirá en quebranto,
¡Será
pena compungida!
Pinceladas
de ternura
as
de darle al corazón
para
que tenga razón,
¡Y
rompa toda atadura
y
renazca tu ilusión!
Autor:
Pablo Grados Tapia
(Poema
protegido: D.D.A)