(ROMANCE DE
LA LUNA Y EL RÍO)
Se miraba, se miraba,
la luna en plata del
río,
después, se quedo
dormida
cansada de amor y sueño.
La despertaron los
grillos
con sus cantares al
alba,
la luna, quedó soñando
¡Yo no sé, lo que
soñaba!
¿Quizás, soñaba la luna
con las aguas que
bajaban?
Las que besan en
silencio,
los juncos de las
orillas.
Se renovaban las aguas,
la luna siguió mirando
aquellas barquillas
blancas,
de las espumas pasando.
Las atrevidas corrientes
despertaron del idilio,
y la luna prisionera
se quedo siempre en el
río.
Quedó, con el pecho
abierto
y el río siguió llevando
blancas espumas al mar,
por sus espejos
surcando.
Sigue la luna mirando,
con el pecho dolorido
por los pendiles de
plata
que el río lleva
prendidos
La luna llora en
silencio
y el río le canta nanas,
y pasan entre los juncos
penachos de agua muy clara.
La luna perdió su
encanto,
el río siguió bajando
ya se durmieron los
grillos,
los lirios, van
despertando.
Autor: Pablo Grados Tapia.
(Poema protegido)