¡SÍ,
YO SOY EMIGRANTE!
(Octavillas)
Por
ilusorias medidas...
Riquezas
mal repartidas,
siempre
en manos de unos pocos
que
acaudalan como locos,
lo
suyo y lo de demás;
con
espíritu de avaros
y
sentimientos tan raros
que
solo quieren, más, más.
Siempre
le toca al obrero
trasponer
por el sendero,
del
escarnio y la pobreza
inclinando
la cabeza
para
ganar un salario
a
cambio de sus sudores;
¡Para
que algunos señores
aumenten
su pecuniario.
Es
obrero, quien sostiene
del
hacendado los bienes,
y
obrero es el que engrandece
a
la tierra que perece,
cuando
le falta energía
pues
con sus brazos de acero
el
da el empujón certero
desde
que el Sol, hace al día.
Más
somos la flor mustiada
cuando
al fin de una jornada,
sin
andarse por atajos
te
dice no hay más trabajo;
¡Aquí
no vuelvas mañana!
Es
un cambio de destino
el
que te arroja al camino;
como
podrida manzana.
Del
camino yo fui, andante
aquel
que abre el emigrante
buscando
patrias ajenas,
cuando
rompe las cadenas.
Y
por sendas apenadas
camina
mirando al cielo
y
se quedan en el suelo,
sus
lágrimas sepultadas.
Ya
la marcha a lento paso
va
camino del ocaso,
sobre
un abismo sin fondo
no
hay sentimiento más hondo
que
el de tener que emigrar,
ni
habrá dolor más profundo
que
el de rodar por el mundo
sin
encontrar tu lugar.
El
nombre le pertenece
al
que llorando estremece
cuando
despide a su tierra,
pues
el alma se destierra;
¡Quizás,
para no volver!
Lleva
la maleta llena
del
sentimiento y la pena
lo
que hiere a todo su ser.
¡Porque
somos emigrantes
nos
tildan de denigrantes!
hieren
nuestro gentilicio;
¡Maldigo
de lengua el vicio!
si
me llaman forastero.
Todo
emigrante bendice:
su
nacencia, sus raíces;
su
cultura y a sus fueros.
En
la afrenta migratoria
rota
se queda la historia
y
los fueros familiares,
otras
tierras y lugares
acogerán
tu partida
ya
inquietudes renovadas,
alegrara
la apenada
ilusiones,
mal herida.
Ya
después de algunos años
de
penas y desengaños,
queriendo
vas el entorno
y
piensas en el retorno,
sin
camino de ida y vuelta;
ya
son dos tierras amadas,
las
que escuchan tus llamadas
¡De
inevitables dos puertas!
Autor: Pablo Grados Tapia
¡Derechos de autor, protegidos!
(Este
poema va dedicado a todas las personas que como yo,
tuvimos
que dejar, atrás nuestra tierra, familia, raíces y
costumbres,
para enfrentarnos a la fatídica emigración y,
buscar
mejores condiciones de vida en otros lugares.)
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