A
UNA TARDE DE PRIMAVERA
Muchas veces
he cantado
bajo el eco
sosegado
que la
primavera deja,
me uno a la
algarabía
que traen las
claras del día;
cuando la
noche se aleja.
Yo
me perfumé del olor
que le robé a
una flor
que mi mano
acariciaba,
a cambio un beso
dejé
sobre la flor
a la que robé
la esencia que
maduraba.
Yo
escucho el mensaje
que con suave
oleaje
deja el viento
sobre mies,
y veo nubes
que dan sombras
convertidas en
alfombras;
para ponerse a
mis pies.
Y
unido a la algarabía
de sinfónica
alegría,
del ruiseñor y
su lira,
que alegra al
caminante
con la nota
rutilante;
que entre la
rama delira.
Oigo
rítmicas tonadas
en las tardes
sosegadas,
bajo el cielo
atronador
son de lluvias
torrenciales
que asoman a
los umbrales
del vergel de
tu esplendor.
Ahuecando
su plumaje
mira el ave su
nidaje
y a su prole
con ardor,
y prendido de
su pico
lleva el
sustento más rico
y el mensaje
de su amor.
Asomadas
a las flores
liban sus
frutos mejores
en las
campiñas floridas,
son abejas
afanosas
que a su panal
presurosas;
van con sus
alas henchidas.
Sus
notas dejan bizarras
con su canto
las cigarras,
en conciertos
estivales;
en las tardes
de tormentas
hasta el
trueno se alimenta
de sus ecos
magistrales.
De mi libro:
”CAMINO DE LUZ” (1999)
Autor: Pablo
Grados Tapia