lunes, 13 de junio de 2016

BLANCA MARIPOSA

BLANCA MARIPOSA (Poema)

Al cristal de mi ventana
se asomó esta mañana,
una blanca mariposa
con sus alas caprichosa un abrazo me brindaba, y el pesar de su tristeza; ya su hogar, la naturaleza el hombre lo devastaba.

Huyo del bosque que ardía,
y perdida su alegría
danza y vuela con temor,
pues sabe que ninguna flor
en su tallo ha de nacer;
y como otras mariposas
ya quemadas en la fosas
ardieron un atardecer.

¡Hombres no queméis las campas!
Por que convertís en trampas:
los bosques, los eriales,
donde indefensos animales
tienen su dulce morada,
y ahora mueren con sus proles
por culpa de los horrores,
de una mano despiadada.

Sobre tierra calcinada
se dobla la vida sesgada,
de inocentes animales
que en candentes matorrales
tuvieron sus dulces guaridas.
¡Tú, "pirómano" asesino!
malograste su destino,
al acabar con sus vidas.

Aquella mano maldita
que a la muerte precipita,
a indefensas criaturas,
¿Es que no ves sus hermosuras?
En su habita natural,
¿No oyes gemir llorando?
A esos seres tan hermosos;
que habitan el matorral.

¿No tiembla tú, siniestra mano...
ni tu corazón de humano?
ante la antorcha candente
que hace daño al inocente,
por tu acción desdichada,
¿No ves iluso asesino?
Que hasta hieres tu destino;
por tus acciones malvadas.

De mi libro “CAMINO DE LUZ”
Publicado en (2005)
Autor: Pablo Grados Tapia

sábado, 4 de junio de 2016

DIPLOMA DE DICTINCION


"A UN ATARDECER"

 “A UN ATARDECER”
Dejó la tarde que, agonizaba
un rayo del Sol sobre, una rosa,
y un beso robó de la misteriosa
corola que, sus estambres cuidaba.

Fue la misma tarde que yo miraba
la, hermosura que gentil rebosa
en tu faz risueña, y temerosa,
bermejo "clavelón" que madrugaba.

En tu pecho palpitante se vertía
el efluvio rebosante del amor,
que mi boca en silencio te ofrecía.

Como el cáliz madurado, en la flor,
que al viento con orgullo desafía
con el nocturno perfumen rondador.


De mi libro (ARCOS DE AZULES ALBORADAS)

Autor: Pablo Grados Tapia

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jueves, 12 de mayo de 2016

¡AY! MI AGUSTINA

¡AY! MI, AGUSTINA
(Por tus sesenta y nueve años)
(I)

En noches de luna clara
cuando despierta la aurora,
es en esa misma hora…
que se despierta en tu cara,
la sonrisa que enamora.
(II)
Tus ojos adormecidos
en un éxtasis de sueños,
están, mirando a la noche
que huye para su empeño,
y están, buscando las blondas
¡Qué rizan las crestas del viento
sobre un manto de misterios!
Hoy entre cantar de amores
entre risas, entre, candores,
están los que te dicen…
esposa: madre y abuela,
te honramos y te queremos
por ser tan buena persona.
¡Y será tuya esta culpa!
¡Y será tuya esta hora!
Y será tuya esta rosa,
que escapada de tu boca,
se hace sonrisa, venerada
que  reluciente en la noche,
buscando va el amanecer
que se levantó temprano,
y al ritmo de ruiseñores
y de cantares de alondras,
te van dejando risueñas
su trinar enamorado,
sobre los vientos del alba…
te dicen ellas cantando,
tengas felicidad, Agustina
feliz sea, tu cumpleaños,
rodeada por los tuyos
que te regalan ilusiones,
y la flores más hermosas
que alegres fecundaran,
sobre un nimbo de paz.

Autor: Pablo Grados Tapia

(5 de Mayo del año 2016)
POEMA PROTEGIDO








domingo, 1 de mayo de 2016

CANTO AL TRABAJO




CANTO AL TRABAJADOR

(Iº. de Mayo)



El trabajo fiel sustento

el que al obrero sostiene,

pues el que labora obtiene

al trueque por su sudores,

la cantidad de valores

que un sistema estableció.

Es obrero el que vertió

sobre su golpe de azada,

la semilla venerada

que a todos nos alimenta

en esa tierra sedienta,

la que riega, con su sudor.

Nos calienta el leñador,

el maestro nos instruye,

y el albañil nos construye

nuestras cómodas moradas;

y nos deja maceradas

entre fogón y mortero,

las viandas el cocinero.

Hasta el puerto el pescador

nos trae el pescado mejor

cogido de bravas aguas,

y desde candentes fraguas

deja su arte el herrero,

sobre horno el panadero,

sobre campo los pastores,

sobre puerto estibadores,

en la mina los mineros,

en el fuego los bomberos,

y también esta la MUJER…

y artesano en su taller

sobre fanal el farolero,

sobre tren el fogonero.

Todos dejan sus saberes

de sus manos sus poderes,

y de su frente el sudor

y de su cuerpo el valor

va desgastando a diario,

¡Quizás por mísero salario!

Pero trabajo te honramos;

pues más poder no tenemos,

para poder subsistir

¡Que es, nuestro cuerpo rendir!

sin temor y sin pavura,

sobre yugo la moldura,

y sobre el tajo dolor;

para obtener el valor,

¡de trabajo, por salario!.

............

¿Qué sería de esta vida?

sin haber trabajadores,

¡no habría grandes señores!

ni herencias mal repartidas,

¡ni salarios por sudores!...

Ni parásitos sagaces

enganchados a las venas,

ni esas pesadas cadenas

                               con sus dolores tenaces.



Autor Pablo Grados Tapia

De mi libro: “EMIGRANTE”

(Poema protegido)

Nostalgia de Pablo Grados Tapia